miércoles, 28 de julio de 2010

del desván al cielo...

de corazón incansable, de palabras soñadoras,
del decir que siempre dice en la verdad que se extrapola.
de momentos nunca iguales, del volver a los latidos
de esperar que desesperen sin motivo mis sentidos




Nunca es fácil, la verdad... se trata solamente de canciones y nunca es fácil. Solo música. Un puñado de acordes y algún que otro verso despeinado pero... ¿cuánto cabe en las canciones? ¿de veras hay tanto en tan solo cuatro minutos?

Se trata de sentir, de ver el miedo a ras de suelo y caminar. De trazar desvelos en las noches de lunas frías. De una hoguera arropada al viento y mecida por la voz de una guitarra. Se trata de sonrisas. Se trata de reojos. Se trata de palabras, libertades sin cuidados, sin candados ni cerrojos.

Sois unos inconscientes... los seis. No sabeis cuánto y de que manera llegais a cada parte de uno mismo y sin embargo os subis a lo mas alto como si nada. Os veo en las alturas y me da vertigo. Se os ve libres, canallas y por supuesto, reyes.

Como la cuarta cuerda de mi guitarra, envejecida antes que ninguna al tacto y caricia de cada dedo que la roza, a sabiendas que su tiempo es ínfimo, que se apaga a pulso acelerado, a cada acorde tocado... Así me siento yo al subir cada vez al desván... Por eso vuelo, porque el tiempo se hace nada en cada nota. Por eso canto, dejando a gachas la tristeza y atrás los malos sueños y no, no me importan ni los miedos ni las formas, yo solo canto. Como la cuarta cuerda de mi guitarra, sintiendo cada parte, queriendo que el instante se haga eterno por los mares de su boca.

Gracias... por tantos y tantos buenos momentos... en la calle, en los escenarios y por supuesto, en mí mismo. Sois para mi las alturas.

para "el desván del duende" att. jose carlos c. s.