martes, 13 de marzo de 2012

slow dancing in a burning room...

"we're going down... and you can see it too.
we're going down... and you know that we're doomed,
my dear, we're slow dancing in a burning room"
(John Mayer)

(...)

de aquella noche me quedé con sus ojos.
Acuchillados en los míos no vencí a la tregua de dejar de mirarla.
Todo pasó de repente y no pude escapar de aquel canto de sirena...
un segundo después ya no quise hacerlo.

(...)

Hasta "la nada" quedó sin fuerzas por mirarnos amarrados, con la furia en los talones y el fundir de mil abrazos. Después tan solo quedaron silencios y un par de almas despeinadas palpitando a mil por hora.

No dejé siquiera que el universo se acercase a medio palmo del abismo de sus labios y por un instante tuve celos hasta del aire que rozaba lento por el cielo de su boca.

(...)

¿sabes? recuerdo haber escrito alguna letra a tus espaldas o morir por ti como el que invita a una ronda de algún whisky barato en un garito cualquiera.

Sé que pocos podrán contarlo así y otros muchos no lo entiendan... mala suerte...

No les hablo de amor, no es eso... ni el propio Amor comprendería de todo aquello... Yo mismo le vi postrado de rodillas a un costado de mi cama. Vencido ante aquel huracán de emociones, agazapado bajo la tormenta de caricias que mojaba su cara... y llorando las injusticias que tanto daño hicieron en su nombre... el desgaste, el desastre, los "tequieros" inventados, las mentiras arriesgadas, la rutina en las retinas de unos ojos bronceados de un color azul de Luna, el frío de los últimos besos, la soledad en las líneas vacías de un diario abandonado en el cajón de la mesilla... y ese maldito desierto que a todos nos arrasó alguna vez, pasando sin avisar a medio camino entre un "hasta que la muerte nos separe..." y la propia muerte en los sentidos.

No... no me refiero al amor, todo aquello fue distinto... dejamos la habitación en llamas y el invierno nos perdió de vista mucho antes de encontrarnos. Conté las batallas ganadas esa noche, ganó nuestra guerra de besos y fuiste tú, sin duda alguna, el mejor de los errores que jamás he cometido...

(...)

Quizás esté loco y quizás me condene por ello, quien sabe... pero saltan las alarmas, así que cierro mis puertas y renuncio a todo ese paraiso... éste es mi adios, éste es mi olvido...

¿que por qué lo hago?

caemos... y tú también lo ves.
caemos... y sabes que estamos condenados...
mi amor, bailamos lento en una habitación en llamas.

carlosuarez._ a martes 13 de marzo de 2012